jueves, 7 de agosto de 2014

Las Maneras del Silencio



Los amerindios sabemos qué es el silencio. No le tenemos miedo. De hecho, para nosotros es más poderoso que las palabras.

Nuestros ancestros fueron educados en las maneras del silencio y nos transmitieron este conocimento. Nos decían: observa, escucha y a continuación actúa. Este es el modo correcto de vivir.

Observa a los animales, para ver cómo cuidan a sus pequeños. Observa a los ancianos y mira cómo se comportan. Observa al hombre blanco, para ver lo que quiere. Observa siempre antes, con el corazón y el espíritu tranquilos, y entonces aprenderás. Cuando hayas observado suficientemente podrás actuar.

Los hombres blancos hacen lo contrario y aprenden a hablar primero. Recompensan a los niños que más hablan en la escuela. Durante sus fiestas hablan todos sin parar. En el trabajo tienen reuniones en las que todos se interrumpen entre sí y todos hablan cinco, diez o cien veces. Llaman a ésto "resolver un problema". Cuando están en una sala en la que reina el silencio, se ponen nerviosos, se desorientan. Necesitan llenar el espacio con sonidos y ruidos. Así que hablan impulsivamente, incluso antes de saber lo que quieren decir.

A los blancos les encanta discutir. Ni siquiera dejan que el otro termine una frase. Interrumpen continuamente. Para nosotros los amerindios resulta extremadamente irrespetuoso, incluso estúpido. Si empiezas a hablar no te interrumpiré. Te escucharé. Cuando termines, tomaré mi decisión sobre lo que dijiste, pero no te diré si estoy de acuerdo, salvo que sea realmente importante. En caso contrario, solo me callaré y me alejaré. Me dijiste lo que necesitaba saber. Nada más que decir. Pero para la mayoría de los blancos, eso no basta.

El hombre blanco debería considerar sus palabras como si fuesen simientes, gérmenes o semillas. Debería plantarlas y después permitirles crecer en silencio... Nuestros ancestros nos enseñaron que la Madre Tierra nos habla siempre, pero que debemos guardar silencio para oirla...

No lo olvides, hay muchas más voces que la nuestra. Muchas más voces...

 
(Kent Nerburn, Neither Wolf nor Dog. On Forgotten Roads with an Indian Elder, Novaro, New World Library, 2002, p. 304)

Original de Jean-Luc Colnot en Magick-Instinct
Traducido por Francisco Hidalgo en Axis

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