domingo, 2 de mayo de 2010

Introducción al entrenamiento en cinco puntos.

El grado de aprendiz no se limita solamente a un ritual de paso, sino que mucho más allá del aspecto ceremonial de la iniciación, se presenta al estudiante una auténtica práctica específica, con el fin de permitirle comprometerse más adelante en la vía del conocimiento de sí mismo y desarrollar las cualidades internas necesarias para un caminar eficaz.

Antes de enumerar y describir someramente la práctica específica del aprendiz, conviene recordar que ésta no anula en absoluto los compromisos anteriores del estudiante. En efecto, esta práctica no está destinada a reemplazar los ejercicios que el estudiante cumplía antes de ser aceptado en el grado de aprendiz. Así, los ejercicios de relajación, de meditación y de observación de sí continúan siendo, más que nunca pertinentes para el grado de aprendiz. Por el contrario, la práctica del alumno profundiza apoyándose sobre las experiencias anteriores. El entrenamiento en cinco puntos del grado de aprendiz viene pues a completar los ejercicios precedentes y no los invalida. No dispensa de la meditación cotidiana ni de la observación de sí mismo. Al contrario, se apoya en la práctica regular de esta primera disciplina de trabajo. Además, el entrenamiento en cinco puntos reposa sobre la base esencial de la Fe, tal como la definimos en el capítulo precedente. Por otra parte, el primer punto de entrenamiento está en estrecha conexión con la Fe, ya que se trata de un trabajo sustentador sobre la Evidencia de la Gracia.

Este capítulo no tiene la pretensión de transmitir todo lo que hay que saber sobre el entrenamiento en cinco puntos y todos los ejercicios susceptibles de ser propuestos a un alumno de este nivel. Constituye solo un recordatorio y un breve resumen de la practica del aprendiz. Conviene pues que el instructor lo complete abundantemente con una instrucción oral y con ejercicios individuales.

Los cinco puntos del entrenamiento del aprendiz siguen un orden cronológico que conviene respetar lo mejor posible. Sin embargo, es necesario señalar que la práctica de los cinco puntos conduce idealmente a la simultaneidad. Además, ciertos alumnos llevan en ellos mismos ya el germen de uno o varios de los puntos de entrenamiento. El instructor puede por tanto, aprovecharse de esta oportunidad para hacer desarrollar por el alumno los puntos que emergen naturalmente y cuando el potencial parezca más disponible en el instante. Es la razón por la que ciertos ejercicios de la práctica en cinco puntos, pueden ser comunicados al alumno antes de su admisión al grado de aprendiz; porque son susceptibles de preparar al alumno a esta admisión, desde que los puntos desarrollados así emergieron naturalmente. Sin embargo, no se trata de comunicar el conjunto del entrenamiento en cinco puntos antes del paso del grado de aprendiz. Además, la adaptación al individuo de este entrenamiento no justifica que se lo desnaturalice y requiere que se le respete lo mejor posible, el orden cronológico.

El entrenamiento en cinco puntos propone cinco prácticas específicas, organizándose cada una alrededor de una verdad muy simple, un principio evidente a la vez que precioso. En el fondo, cada uno de los puntos de la práctica está destinado a desarrollar una comprensión vivida y profunda del principio al que está ligada. Los cinco puntos de desarrollo del grado de aprendiz son los siguientes:



Original de Jean-Luc Colnot
Traducción de Francisco Hidalgo Salado en Axis.

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