 La joya de la Práctica es de gran trivialidad, pero está en el corazón de la vía. Nadie soñaría con llegar a tocar el violín sin comprender la necesidad de una formación previa. No obstante, no es extraño encontrar buscadores que leen, reflexionan, devoran conocimientos, pero no practican. Se aprende a meditar meditando y a orar orando. Plantear preguntas de orden técnico y leer obras sobre la meditación no basta para hacer de nosotros un meditante. La práctica es esencial, indispensable.
La joya de la Práctica es de gran trivialidad, pero está en el corazón de la vía. Nadie soñaría con llegar a tocar el violín sin comprender la necesidad de una formación previa. No obstante, no es extraño encontrar buscadores que leen, reflexionan, devoran conocimientos, pero no practican. Se aprende a meditar meditando y a orar orando. Plantear preguntas de orden técnico y leer obras sobre la meditación no basta para hacer de nosotros un meditante. La práctica es esencial, indispensable.Si la enseñanza seguida comporta consejos, es menester practicar. Si conlleva rituales, hay que celebrarlos. Si propone un trabajo sobre sí en medio de técnicas específicas, hace falta ponerse manos a la obra y no rehuir el trabajo poniéndose tan solo a soñar que se trabaja.
 Y desgraciadamente, no siempre es así. La gula de saber no deja ya tiempo para aplicarse a una práctica verdadera, estable y regular. Incluso terminamos por creer que la teoría es la práctica. Algunos hablan de Buda y no meditan. Otros hablan de Maestro Eckhart y no oran nunca. Es terrible. Duro será el despertar que les mostrará que nunca han trabajado, ni comprendido a Maestro Eckhart o a Buda, simplemente porque no han vivido nunca las verdades de las que hablan. ¡Pero cuánto más bello aun, la conversión (metanoïa) que resultará de ello!
Y desgraciadamente, no siempre es así. La gula de saber no deja ya tiempo para aplicarse a una práctica verdadera, estable y regular. Incluso terminamos por creer que la teoría es la práctica. Algunos hablan de Buda y no meditan. Otros hablan de Maestro Eckhart y no oran nunca. Es terrible. Duro será el despertar que les mostrará que nunca han trabajado, ni comprendido a Maestro Eckhart o a Buda, simplemente porque no han vivido nunca las verdades de las que hablan. ¡Pero cuánto más bello aun, la conversión (metanoïa) que resultará de ello!La enseñanza empuja continuamente a quienes la siguen, a practicar de modo efectivo. Muchas cosas solo se resuelven con la práctica, no en discusiones de salón, por apasionantes que éstas puedan ser. La práctica de otros no reemplaza la nuestra y estamos solos frente a la Vía. ¿Aceptaremos ensuciarnos las manos mejor que hinchar nuestro espíritu de edificantes citas? Es posible hablar largo tiempo del trabajo sin comprometerse. Se vive entonces de preguntas y respuestas. Y se cree que las respuestas son nosotros, fruto de lo que llamamos nuestra propia experiencia.
Original de Jean-Luc Colnot.
Traducido por Francisco Hidalgo en Axis.
 
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