domingo, 7 de marzo de 2010

5ª joya: La joya de la Práctica

La quinta joya constituye una viva exhortación al trabajo efectivo y a la práctica. ¿Para qué leer libros de meditación, de oración o de teúrgia si no se practica? ¿Qué vale un amor que solo tiene vida en nuestros labios, una espiritualidad a tiempo parcial, cuyo único fin es preservarnos de todo trabajo real sobre nosotros mismos? “Jesús dijo: ¿Y cómo se estimará entre los sabios aquel que busca la Palabra de Dios para anunciarla al prójimo antes de haberla puesto en práctica?” (Agrapha). Porque siempre es más fácil hablar de las propiedades de un medicamento que tomarlo, hablar del Camino que recorrerlo.

La joya de la Práctica es de gran trivialidad, pero está en el corazón de la vía. Nadie soñaría con llegar a tocar el violín sin comprender la necesidad de una formación previa. No obstante, no es extraño encontrar buscadores que leen, reflexionan, devoran conocimientos, pero no practican. Se aprende a meditar meditando y a orar orando. Plantear preguntas de orden técnico y leer obras sobre la meditación no basta para hacer de nosotros un meditante. La práctica es esencial, indispensable.

Si la enseñanza seguida comporta consejos, es menester practicar. Si conlleva rituales, hay que celebrarlos. Si propone un trabajo sobre sí en medio de técnicas específicas, hace falta ponerse manos a la obra y no rehuir el trabajo poniéndose tan solo a soñar que se trabaja.

Y desgraciadamente, no siempre es así. La gula de saber no deja ya tiempo para aplicarse a una práctica verdadera, estable y regular. Incluso terminamos por creer que la teoría es la práctica. Algunos hablan de Buda y no meditan. Otros hablan de Maestro Eckhart y no oran nunca. Es terrible. Duro será el despertar que les mostrará que nunca han trabajado, ni comprendido a Maestro Eckhart o a Buda, simplemente porque no han vivido nunca las verdades de las que hablan. ¡Pero cuánto más bello aun, la conversión (metanoïa) que resultará de ello!

La enseñanza empuja continuamente a quienes la siguen, a practicar de modo efectivo. Muchas cosas solo se resuelven con la práctica, no en discusiones de salón, por apasionantes que éstas puedan ser. La práctica de otros no reemplaza la nuestra y estamos solos frente a la Vía. ¿Aceptaremos ensuciarnos las manos mejor que hinchar nuestro espíritu de edificantes citas? Es posible hablar largo tiempo del trabajo sin comprometerse. Se vive entonces de preguntas y respuestas. Y se cree que las respuestas son nosotros, fruto de lo que llamamos nuestra propia experiencia.


Original de Jean-Luc Colnot.
Traducido por Francisco Hidalgo en Axis.

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